miércoles, 4 de marzo de 2015

Discurso Amigo-Enemigo



En ambos casos, hospitalidad y hostilidad, indican un doble procedimiento que opera de manera complementaria: ‘dar’ y ‘recibir’. 
El enemigo no necesita ser moralmente malo, ni estéticamente feo; no hace falta que se erija en competidor económico, e incluso puede tener sus ventajas hacer negocios con él. Simplemente es el otro, el extraño, y para determinar su esencia basta con que sea existencialmente distinto y extraño en un sentido particularmente intensivo.

Esta situación tiene una tensión dentro de sí, y es la agrupación entre amigos y enemigos. Una vez reconocida aquella situación, mejor dicho, humanitaria pretenda que esto no debe ser así. Por consiguiente se da una frustración 
Desde la perspectiva según la cual no debe haber enemigos, la política ha de centrarse en los medios para vencer la tensión entre una situación de enemistad y así lograr el ideal de una humanidad unificada en la amistad, o acaso en la no enemistad.
Si este proyecto se logra, no hay una diferenciación entre amigos y enemigos, en consecuencia se habrá superado lo político.

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