El
discurso autoritario se define frente al no-autoritario porque en él se anula
la vigencia de algunas de tales máximas, y tanto el emisor como el receptor
aceptan nuevas reglas de juego.
Autoritario-dictatorial.
El emisor asume su autoridad sin atenuantes, sin ningún esfuerzo por ocultar su
poder ni disminuir la distancia social o política que lo separa del oyente.
Autoritario-demagógico.
El emisor usa su autoridad para persuadir al oyente (en la oratoria política a
menudo una parte del pueblo) de que tiene un poder que comparte con el orador
mismo en cuanto éste se identifica con el pueblo como su dirigente
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