La
víctima aparece en el contexto del sacrificio ofrecido a una divinidad. Los
soldados-ciudadanos “dejan de ser simplemente los que se sacrifican por la
patria en peligro; se convierten, tanto ante sus propios ojos como ante los de
los demás, en los que se sacrifican deliberadamente por la salvación de la
patria y que encuentran, en ese don de sí mismos
La
figura de la víctima, bajo los rasgos de aquel o de aquella que se sacrificaba,
es decir, de aquel o de aquella que hasta cierto punto “elegía” morir. Las
víctimas innombrables, a las que compadecemos, las que han padecido, que no han
podido más que padecer, que no han hecho sino padecer.
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