miércoles, 4 de marzo de 2015

Propaganda Nazi



El hitlerismo corrompió la concepción leninista de la propaganda. Hizo de ella un arma en sí, de la que se sirvió indiferentemente para todos sus fines Esta propaganda carece de objetivos concretos; se dispersa en gritos de guerra, imprecaciones, amenazas, profecías vagas, y si es necesario hacer promesas, éstas son tan descabelladas que no pueden ser admitidas por el ser humano, sino cuando en él la exaltación ha llegado a un punto que le hace responder sin reflexionar.
Hitler, por su parte, descubrió que la masa, al coagularse, cobra un carácter más sentimental, más femenino. "En su gran mayoría —dijo— el pueblo se encuentra en una disposición de ánimo y un espíritu a tal punto femeninos, que sus opiniones y sus actos son determinados mucho más por la impresión producida en sus sentidos que por la pura reflexión". Ésta es la razón del éxito de la propaganda nazi en la masa alemana; el predominio de la imagen frente a la explicación, de lo sensible brutal frente a lo racional.
La propaganda hitleriana echa sus raíces en las zonas más. oscuras del inconsciente colectivo, exaltando la pureza de la sangre, los instintos elementales de crimen y de destrucción, remontándose, mediante la cruz gamada, hasta la más antigua mitología solar.
La propaganda nazi ejercía menos en el campo de los sentimientos y de la razón que en otra región, en zonas fisiológicas e inconscientes en las que pasiones y costumbres absurdas y contradictorias a la luz de la lógica encuentran asidero y equilibrio.
Si el objetivo parecía lejano "se ponía el alma del pueblo a fuego lento", según la expresión empleada, para que estuviese lista en el momento oportuno. Ciertas campañas tendían inevitablemente a su fin en un crescendo a veces muy largo, que los acontecimientos podían hacer más lento.

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